Hoteles y alojamientos de distinta índole emiten 264 millones de toneladas métricas de CO2 equivalente al año, lo que representa el 10% de las emisiones anuales del sector turístico, según han constatado EY Parthenon y Booking.com en el primer análisis detallado de las emisiones de carbono de la industria hotelera mundial -desde bombillas hasta piscinas-, que muestra el potencial para reducir unas emisiones que se corresponden aproximadamente con las de 65 centrales eléctricas de carbón. El estudio también estima el coste de lograr cero emisiones netas para 2050: los establecimientos tendrán que invertir 768.000 millones de euros para adoptar tecnologías más eficientes y cambiar al suministro de energía renovable, lo que equivale a los ingresos anuales combinados de todos los hoteles y alojamientos. “No es una tarea fácil para un sector que se ha visto particularmente afectado por el coronavirus y que se recupera lentamente”, como reconocen los creadores del estudio.
La industria hotelera tiene que reducir las emisiones en 17 toneladas equivalentes de CO2 al año, entre un 6% y un 7% anual de los niveles actuales, para alcanzar el objetivo de 2050. Los niveles actuales de adopción de las tecnologías y prácticas disponibles más eficientes varían generalmente entre el 30% y el 70% en todas las adaptaciones, lo que muestra una oportunidad significativa de mejora.
Sin embargo hay motivos para el optimismo. El estudio muestra que existe una amplia gama de medidas de reducción de emisiones que son rentables para los alojamientos a los 15 años de la inversión. De hecho, el 76% de las reducciones de emisiones se pueden lograr con la implementación de tecnologías y prácticas comerciales más eficientes que generan un rendimiento positivo. Esto, según afirman las mismas fuentes, “brinda al sector del alojamiento la oportunidad de tomar más medidas ahora y hacerse más ambicioso con el tiempo”.
Las medidas con mayor potencial para reducir las emisiones incluyen la instalación de sistemas de calefacción y refrigeración energéticamente eficientes, con un potencial de reducción de emisiones del 53% a nivel mundial; el uso de electrodomésticos de bajo consumo en todo el alojamiento (-12%), y la instalación de ventanas de doble acristalamiento (-10%). “A pesar de la diferencia en el potencial los alojamientos deben aspirar a adoptar cualquier iniciativa para lograr cero emisiones netas. Dar pequeños pasos es mejor que no hacer nada”
Las medidas a adoptar ofrecen además a los alojamientos un doble dividendo, ya que reducen tanto las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) como los costes operativos. Aunque eso no quiere decir que sean fáciles de conseguir, ya que “se necesitan importantes inversiones iniciales en un momento en que los alojamientos en todo el mundo están comenzando a recuperarse lentamente del impacto catastrófico de la pandemia”; pero al mismo tiempo “ofrece la oportunidad de atender la llamada urgente a la acción”.
También es una oportunidad de colaborar más estrechamente con todas las partes implicadas del sector del alojamiento, públicas y privadas, para unirse en este reto y superarlo.
La ruta de transición hacia cero emisiones netas consta de cuatro elementos:
Los alojamientos parten de una buena posición de partida, dado que ya están comprometidos con iniciativas de sostenibilidad en mayor o menor medida, aunque aún pueden lograr una reducción adicional del 15-20% de las emisiones actuales totales. De hecho “hay una amplia gama de medidas de bajo consumo de carbono para que los alojamientos reduzcan el uso de recursos naturales y sus residuos”, con las que poder rebajar sus emisiones de GEI hasta un 32%.
Y es que, como añaden las mismas fuentes, “incluso después de implementar todas las tecnologías de reducción disponibles, quedan importantes emisiones de GEI que deberán abordarse mediante cambios en el comportamiento, la ecologización de la producción de energía y, si lo eléctrico no es una opción, optar por las compensaciones de carbono”.
También existen algunos obstáculos para aplicar estas medidas, como:
Por ello se necesita una acción conjunta, ya que los alojamientos no pueden recorrer por su cuenta ese camino. No en vano, aunque una gran parte de las medidas de reducción en principio sean rentables, se estima que el coste para llevar a cabo la reducción de emisiones potencial al completo con las tecnologías actuales es de 243.000 millones de euros o 4.750 euros por habitación. La ecologización de la producción de energía para las emisiones restantes tiene un coste estimado de 525.000 millones para el sector global del alojamiento.
Está claro que las empresas del sector, muchas de ellas pequeñas y medianas, necesitan apoyo financiero y no financiero para superar esta transición. Estas acciones de apoyo pasan por generar una conciencia general, ayudar a canalizar la demanda hacia alojamientos sostenibles o proporcionar un fácil acceso a programas de apoyo financiero y de capital.
Los gobiernos son clave a la hora de generar el marco regulatorio y los incentivos adecuados para el sector del alojamiento, pero hay asimismo otros actores que deben intervenir, contribuyendo a desbloquear una demanda adicional que busca opciones más sostenibles e impulsar así la transición, de manera que las inversiones ecológicas se amorticen de forma más rápida y optimizada. Por ejemplo, lasplataformas de viaje online pueden ayudar a crear un ciclo de oferta y demanda de opciones de viaje sostenibles que se refuerce mutuamente.
Lo que está claro es que se necesitará la cooperación de todas las partes para completar esta transición; y que, si bien 2050 puede parecer muy lejano, es necesaria una acción urgente para reducir el carbono en el sector del alojamiento.
Fuente: www.hosteltur.com